jueves, 7 de octubre de 2010

Retrospectiva 34: Noches despedida (primera parte)

Había llegado el final de una etapa. En tres noches de octubre de 2008, La Fabriquera se despedía de la vieja carpintería de 2 y 42, rindiéndole homenaje. Durante 13 años, esas paredes habían sabido acoger numerosas propuestas artísticas. Así, obras de danza y teatro realizadas por La Fabriquera y por otras compañías llenaron al lugar de matices, entremezclándose con la música de artistas que elegían a esa casona como espacio privilegiado para realizar sus recitales.
Durante las noches de despedida de La Fabriquera, fueron muchas las personas que transitaron por el espacio, ya sea mostrando su producción artística o diciéndole “hasta luego” al lugar en el que habían pasado tantas horas y días. De ese modo, en esas noches se apropiaron del escenario artistas como Cococho Abbatangello, Ernesto Meza, Delia Aginaga, Mónica Fernández, Fernanda López Camelo, Karina Carballo, Diego Madoery, Diego Peralta, Luz Rubio, Marcelo Blanco, Mario Bertoli, Carolina Mantovano, Aurelia Osorio, Cabe Mallo, Luciana Lima, Norberto Antonio, Lucía Savloff, Mono Pérez, Leandro Barzabal, Daniela Camezzana, Margarita Mogilner, Silvia Luna, Inés Di Tada, Federico Jaureguiberry, Laura Valencia, Patricia Ríos, Eduardo Spinola, Agustina Soule, María Aguirre, Gisel Gainsborg y Cecilia Fallesen, entre muchos otros.
Algunas cosas que pasaron en la despedida:




A pesar del cierre de su espacio, La Fabriquera siguió adelante, convirtiéndose en itinerante.
“En 2008, la casa se vendió, y además de renovar nuestro deseo empecinado de seguir con el proyecto, fuimos conscientes en los múltiples aportes de todos los que pasaron por las largas noches de despedida, de nuestra responsabilidad con la continuidad de este lugar que pertenece a la actividad cultural de nuestra ciudad. Sentimos en cada una de las personas que nos acompañaron en esas entrañables veladas antes del cierre de la casa, la urgencia de restituir un sitio que ya pertenece al quehacer cultural de la comunidad. Y vivimos el cierre de nuestra sala como una situación de emergencia para todos los que participamos de ese quehacer.
Por eso, hoy La Fabriquera es itinerante mientras va en busca de su nuevo sitio”.

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