En diciembre de 2009 me proponen versionar MAR DE FONDO, obra de dos actores y un ropero, con motivo del bicentenario. La propuesta consistía en incorporar danza o lenguaje coreográfico al trabajo.
Soliloquio entre diciembre y marzo
Cómo conmemorar este bicentenario. Por un lado odiando la idea de lo convencional, el tema instalado vacío de reflexión; por otro, queriendo seguir preguntándome y no escapar a la dificultad de encontrar respuesta.
¿Qué hago? ¿puteo y me escondo debajo de la cama porque me niego a que sea el bicentenario? Imposible. ¡Si lo es!
No me interesa,
no estoy de acuerdo.
¿Con qué?, ¿con darle valor a la fecha, al momento?
¿qué se conmemora?
Uno puede abstraerse acaso? resistir, estar al margen?
¿para qué festejar? ¿qué recordar?
Yo tengo un sentimiento auténtico de pertenencia (estuve, no poco tiempo, considerándolo conmigo misma) y no me es fácil de todos modos encontrar la manera de conmemorar.
Desconfío de lo que encuentro, muchas veces soy trivial y sólo puedo recurrir a la sensibilidad, revisar sentimientos e ideas en relación al arte de recordar públicamente algo
Por qué a veces lagrimeo cuando escucho el himno o me late tan fuerte el corazón cuando lo tocan 500 bombos en una madrugada de julio en Santiago del Estero.
Entonces marzo, instrucciones. Sugerir al grupo con el que comparto la tarea que examine su propio entusiasmo (o su desinterés) hasta el momento de ser convocados.
Fabricar juntos una emoción nueva.
Entiendo que mi necesidad de hacer, atraviesa la reflexión y ahí me encuentro en el punto de partida.
¿Cómo conmemorar?
Acopiar material: TODO ES MATERIAL. Los cruces extremos, lo noble y lo bastardo, el prócer y el barrabrava, el lugar del cruce, mis cruces, la Billiken y el libro de texto, cargas, burros de carga.
Desconfiar de las estampas escolares, pero recurrir a mis recuerdos más vivos: los de la infancia.
No desenterrar cosa muerta queriendo hacer otra cosa, construir un estado afectivo nuevo en relación a rememorar, ponerse de otra manera ni a favor ni en contra. ¿Qué sería?
Yo recuerdo, ¿de qué manera?
¿Públicamente, cómo lo expreso?
No quiero versionar Mar de Fondo
quiero que se parta en dos.
Entonces…
Leer, leer, leer, soñar preguntar
ver escuchar recordar
soy escéptica, tengo dudas….
necesito qué fabricar, qué estoy buscando
no soy historiadora, no recuerdo todo…
llega a mis manos:
La invención de La Argentina, de Nicolas Shumway,
La argentina como una idea, es entonces, la historia Argentina como la historia de una idea.
Él habla de cómo no tuvimos ficciones orientadoras a la hora de fomentar o acompañar el sentimiento de una nacionalidad preexistente, o un destino nacional común.Y que en otras casos se recurrió a desenterrar estos mitos originarios y a veces a inventarlos para difundirlos “con celo evangélico” que alentaron a los franceses a ser franceses a los ingleses a ser ingleses y que por aquí esto no sucedió
Pienso en el origen, la independencia se nos vino, sin idea de país que la precediera; ahí la idea: la argentina es una idea
tomar esta falta de mito originario, esta ausencia de ficción única que agrupe, como el espíritu de la obra.
Somos un grupo de personas que intentamos buscar una manera de manifestarnos y conmemorar. No tenemos mito de origen único a cual recurrir para representar y constituir lo simbólico de nuestra nacionalidad en una sola imagen o momento (llámese judíos tras la tierra prometida, yankees en carretas atravesando el desierto, etc. etc.) debemos inventar alguno, cosa imposible, inabarcable y que a la vez nos hace tan argentinos.
AGRADECIMIENTOS
A Pachu y a Pali del Club 12 de Octubre.
A Balbina Monzón
A La Casa, Centro de formación y producción artística. En especial a Florencia Olivieri y Mariana Estévez.
Al Grupo La Grieta.
A Hélida Dopchiz
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