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martes, 31 de agosto de 2010

Retrospectiva 02: Espiar la noche

"Delicioso cóctel de narraciones en una ingeniosa estructura narrativa en forma de cajas chinas para quienes estén dispuestos a echar una mirada al desván donde late agazapada la propia infancia."
Guillermo Saavedra


Espectáculo de cuentos narrados, del que se dijo: “está destinado a adultos que tengan aun frescas las experiencias más misteriosas de su infancia y a jóvenes amantes de la oscuridad y sus secretos. Los cuentos que se narran son de dos autoras argentinas, Maite Alvarado y Ruth Kaufman. Como las niñas que protagonizan sus cuentos, las autoras son mujeres curiosas atraídas por lo inconcebible que se revela. Literatura para todo público, aguda, sutil, misteriosa y de un gran sentido del humor. En los cuentos que se narran en Espiar la Noche, los protagonistas son niños pero sus peripecias no son en absoluto aniñadas y sus decisiones frente a los desafíos, fuertes y a veces exitosos, pero sólo a veces. Toques de ingenuidad, ironía y un poquito de humor negro” (*).

Espiar la noche se presentó en La Fabriquera en julio de 2004.


Actores-narradores:
Mónica Driollet
Tito Loréfice
Dirección: Ana Alvarado
Puesta en escena: Ana Alvarado (Integrante de El periférico de objetos, junto a Daniel Veronese y Emilio García Whebi)
Textos: Maite Alvarado y Ruth Kaufman
Escenografía: Alejandro Bracchi
Diseño de luces: Ricardo Sica
Musicalización de Tito Loréfice

Ana Alvarado

lunes, 30 de agosto de 2010

Retrospectiva 01: Últimas Cosas


“Éstas son las últimas cosas. Desaparecen una a una y no vuelven nunca más. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existen; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo”.
Paul Auster




Una cuidad devastada por la contaminación, el hambre, las leyes, un único canal de televisión que transmite sus últimas emisiones, las radiaciones, las mascotas convertidas en bestias... Una familia, la tía y dos sobrinos, viven y sufren este Buenos Aires del 2087.

Últimas cosas se estrenó en La Fabriquera en junio de 2004.



Elenco:
                Tía: Julieta Ranno
                Sobrina: Eugenia Milani
                Sobrino: Raton Losada

Dramaturgia y Dirección: José Pollo Canevaro

Asistencia de Dirección: Jorge Mono Pérez

Música Original: Diego Madoery

Fotografía: Enzo Brutti

Dibujos: Mono Pérez

Escenografía, iluminación y gráfica: Pollo Canevaro

Vestuario: La Compañía


Agradecimientos: Pato Ríos, Pablo Ruiz, Gustavo Senese, Pablo Corigliano y Peni Frisoni, Enzo Brutti, Ailen Ruiz, Tito Ranno, Pili Pérez, Tomi Bardi, Luci Edeso, Susana Bellomo, Fernando Milani, Amancay Martínez Barbieri, La Fabriquera, Federico Aimeta.

domingo, 29 de agosto de 2010

Antesala de una retrospectiva



“Elegí ponerle La Fabriquera porque me gustaba mucho, lo había escuchado en un par de tangos y me habían contado que a las operarias, a las obreras del frigorífico Swift, le decían fabriqueras o diqueras, despectivamente. Y me gustaba porque era un nombre que tenía que ver con fabricar, pero remitía a un lugar más artesanal. No era un fabricante de zapatos, era un fabriquero/a de cosas un poco más raras o no materiales. También porque hay muchos recuerdos o evocaciones de la infancia, de ir a Berisso y ver en el camino esos tanques de YPF. Entonces diseñamos la entrada, que también daba nave espacial o silo. Quería darle una impronta de orillero, por eso también la chapa de la puerta que remite a Berisso y Ensenada”.

La Fabriquera es un espacio de producción cultural, fundamentalmente abocado al teatro, la danza y la música.
Corría el año 1995, cuando abrió sus puertas por primera vez en una vieja carpintería de la ciudad de La Plata. Por sus salas y patios pasaron numerosos artistas del ámbito local, de diversos lugares del país y también de otras latitudes.
Y es por eso que La Fabriquera vive, aún hoy sin un lugar fijo, en todos aquellos que la hicimos posible, ya sea en los que estuvimos sobre sus escenarios como en los cientos de personas que la convirtieron en un lugar propio, un espacio de encuentro y de referencia cultural. Porque en La Fabriquera se trabajó siempre, mucho y atendiendo a la calidad de sus espectáculos. Y esa experiencia perdura.
En 2008, la casa se vendió, y además de renovar nuestro deseo empecinado de seguir con el proyecto, fuimos conscientes en los múltiples aportes de todos los que pasaron por las largas noches de despedida, de nuestra responsabilidad con la continuidad de este lugar que pertenece a la actividad cultural de nuestra ciudad. Sentimos en cada una de las personas que nos acompañaron en esas entrañables veladas antes del cierre de la casa, la urgencia de restituir un sitio que ya pertenece al quehacer cultural de la comunidad. Y vivimos el cierre de nuestra sala como una situación de emergencia para todos los que participamos de ese quehacer.

Por eso hoy, la fabriquera es itinerante, mientras va en busca de su nuevo sitio.

sábado, 7 de agosto de 2010

La fábrica de sueños ambulante



El grupo cultural platense La Fabriquera está a punto de cumplir quince años de vida, y lleva casi dos sin un espacio físico fijo. Sus miembros analizan las diferencias entre trabajar puertas adentro y hacerlo hacia afuera.

Nunca se hubieran imaginado todo lo bueno que quedarse en la calle les enseñó. A pesar del dolor inicial, y de la pena de tener que despojarse del lugar en el que habían pasado tantos años, personas y anécdotas, hoy rescatan aspectos muy positivos de haber atravesado esas paredes.
Con más de una década de vida, el grupo platense de teatro, danza y música La Fabriquera tuvo que tomar la decisión de vender la casona de calle 2 entre 41 y 42 en la que había funcionado siempre, y probar qué tal resultaba eso de trabajar de manera itinerante, llevando sus producciones a distintos espacios y salas de la ciudad.
Hoy, a pocos meses de “cumplir los 15”, sus miembros se muestran más que satisfechos con todos los trabajos cosechados, y aseguran que convertirse en “nómades” nunca los hizo dudar de la continuidad del grupo.
“Ahora que pasó el tiempo podemos hacer un balance, y vemos que salir a la calle nos permitió comprobar que La Fabriquera es mucho más que un espacio físico, porque pudo trascenderlo y seguir funcionando de la misma manera”, cuenta Laura Valencia, una de las fundadoras, allá por el ‘95, en diálogo con Hoy.
Junto con su compañera Patricia Ríos, que se integró al grupo cuatro años después de su creación, rememoran los primeros momentos después de haber vendido la casa de La Fabriquera, por decisión de uno de los dueños del lugar. “Sentimos un poco de temor por lo económico, por no saber qué pasaría, pero el proceso nos permitió abrir el espectro de trabajo, de espacios y de gente”, señala Laura, que define su manera de trabajar como “muy hacia adentro”, y asegura que nunca hubiera experimentado un “intercambio con el afuera” si las circunstancias no la hubieran obligado.
Desde que se quedó sin sede, La Fabriquera dirige y produce obras de teatro y danza, ensaya en salas prestadas, se presenta en distintos escenarios de la ciudad, brinda cursos y talleres, y organiza distintos seminarios sobre temas muy variados. Sus producciones también circulan en festivales y eventos culturales. En verano, el lugar elegido es la calle propiamente dicha. Sin embargo, el grupo tiene la idea de alquilar o comprar algún espacio en un futuro no tan lejano.
También se manifestaron acerca de los consumidores de espectáculos artísticos como los de La Fabriquera, es decir, por fuera del circuito comercial, como “un público ya constituido, que va a los eventos para encontrarse entre sí”. Hablaron de Capital Federal como “la tierra de las oportunidades para los artistas”, y la calificaron de “mito platense”. En cambio, se mostraron satisfechas de preferir trabajar más a nivel local.
No obstante, hicieron hincapié en lo difícil que es sostener obras de teatro -tanto aquí como en Capital-, “un poco porque faltan espacios; hay muchas más propuestas culturales que lugares físicos para concretarlas, y otro poco porque el teatro lleva mucho tiempo de preparación y ensayos, y luego el tiempo que está en cartelera nunca es suficiente para consolidarse, lo cual impide tener continuidad y tratar los temas con profundidad”.
Por último, y en cuanto a la marca identificatoria de La Fabriquera, Laura y Patricia coinciden en que, precisamente, reside en ser “imposible de encasillar”, porque siempre experimentó y combinó distintos lenguajes dentro del arte.

Mercedes Benialgo

Preparando la fiesta de 15
En diciembre próximo, La Fabriquera cumplirá 15 años y sus integrantes preparan un festejo que incluirá varias actividades. Por lo pronto, fueron invitados a celebrar su cumpleaños en el marco de La Plata Arde, un festival que tendrá lugar en el mes de octubre, en el Teatro Argentino.
La Fabriquera presentará una muestra retrospectiva.